Hacía siete años que no visitaba la Taberna Zingara de la que tenía un buen recuerdo, y pensando en comer algo por el centro de Gijón, pensamos en visitarla nuevamente, a ver si mantenía el nivel.
Es un restaurante- vinaterías situado en la calle Linares Rivas 1, aunque con entrada también por Ruperto Velasco, en pleno barrio del Carmen y a escasos metros de la Plaza Italia. En Oviedo también puedes conocerlo en su establecimiento de la calle Carreño Miranda 8.
Lo que primero me llamó la atención fue el gran movimiento de pedidos para llevar y a domicilio que estaban gestionando. La pandemia ha cambiado definitivamente nuestros hábitos de consumo y muchos establecimientos se han adaptado rápidamente. El local dispone de una pequeña terraza en la peatonal calle Linares Rivas, y una vez en su interior zona de barra y dos comedores, uno en la planta baja y otro en el sótano. Nosotros comimos en el sótano que a pesar de no disponer de luz natural está bastante cuidado resultando un comedor agradable.
En siete años su carta a cambiado en algunos productos y alguno de los que recordaba ya no lo tenían. Empezamos por probar sus croquetas. Las venden por unidades así que pedí una de cada, de jamón con boletus y de bacalao al pil pil. En ambos casos cremosas y sabor rico, buen calibre y rebozado crujiente. Seguimos con el revuelto de puntillitas de Sanlúcar con huevos de aldea y pimientos, una especialidad del restaurante. Muy ricos, te los rompen en la propia mesa y es una combinación muy rica. Para terminar a falta de lagarto de cerdo ibérico que no les quedaba, pedimos el codillo de cerdo confitado a la brasa. Correcto, no es nada especial, esta rico y supongo que sea un producto de quinta gama típico en muchos restaurantes.



No pudimos pedir postre. Con agua y una copa de vino el precio fue de 25 € por persona, precio muy similar al pagado hace siete años. Buena atención y buen sitio.