Hoy visitamos un restaurante de cocina indopakistani en Gijón, llamado Tandoori. Este restaurante está situado en el barrio de Cimavilla, en la calle Vizconde de Campo Grande 4, es decir, la calle que sube desde la Plaza Mayor a el Lavaderu, en el local que antiguamente teníamos la sidrería el Trébole.
Era la primera vez que probaba comida indopakistani con lo que mi opinión es bastante aséptica, al no tener otra cosa con la que comparar, y mi curiosidad y ganas de probarlo bastante grandes.
El local, limpio y agradable, dispone de una terraza cubierta. La carta, amplia, me recordaba esas cartas interminables de los restaurantes chinos, donde empiezas a ver cosas y no sabes muy bien ni lo que acabas de leer. Si no eres un iniciado en la cocina indopakistani, te puede resultar complicado y confuso, si bien los camareros pueden orientarte. En su página web la puedes consultar, con google al lado para investigar. Tiene menús cerrados, recomendaciones, así como un apartado para los entrantes, otro para la cocina tandoori (que ahora os explico), ensaladas, arroces, pollo, ternera, cordero y pescados (gambas y merluza), especialidades, verduras y postres, además de platos infantiles. Es un poco denso y requiere lectura pausada, ya que cada plato viene explicado (lo cual es de agradecer) porque si no con nombres como bhindi masala o lamb tikka, uno no se aclara mucho.
No obstante, y desde mi corta experiencia, algunos conceptos de la cocina indopakistani antes de ir. Por un lado y relacionado con el nombre del restaurante; Tandoori, hace referencia al horno típico pakistaní y de diferentes zonas de India. Es de barro, con forma de campana, y su calor lo genera el fuego de leña o carbón al que queda expuesto directamente la comida, dándole un toque especial tanto por el propio calor, como por los humos que resultan al caer los jugos sobre las brasas, como ocurre en las parrillas. La temperatura puede llegar hasta los 480ºC. Se utiliza en numerosos platos, como por ejemplo el pan plano (tandoori nan) hecho con harina de trigo, agua y a veces algo de yogurt, que se cocina muy rápidamente dentro de sus paredes. Nosotros pedimos el garlic nan, con ajo, muy rico y perfecto para mojar en las salsas.
Con los entrantes que podéis pedir para probar y compartir, empezamos con algo muy típico; las samosas. Se trata de unas empanadillas de harina de trigo finas, con forma triangular, y rellenas de carne o verduras especiadas, y fritas en aceite vegetal; En esta ocasión pudimos probar las samosas de pollo, muy ricas, con el toque de especias y acompañadas de la salsa de mango o de menta, deliciosas.
También un imprescindible son las vegetable pakooras, unos buñuelos de verduras con harina de garbanzo o lentejas y con especias (cúrcuma y semillas de cilantro y comino molido); acompañadas con chutneys de menta y de mango. Nosotros las pedimos y estaban muy ricas.



Otro clásico es el pollo Tandoori, preparado con pollo macerado en garam masala (una mezcla de especias como pimientas, nuez moscada y clavo) con ajo, jengibre y comino, y untado con pimentón (que le da un color rojo intenso, para después cocinarlo brevemente en el tandoor. En la carta también tenéis las gambas Tandoori, marinadas en especias y untados con pimentón y cocinados en el horno tandoor. Por supuesto que no falte el pollo al Curry (la palabra proviene del Tamil, kari, salsa) de Pakistán, preparado con pollo deshuesado, en salsa curry de garam masala, cúrcuma, jengibre y ajo, rociado con coco rallado, cacahuates, almendras y pasas, servido con chutney de mango verde.
De entre los platos de ternera quizá se pueda destacar el picante Vindaloo, originario de la provincia de Goa, al occidente de la India y que se prepara con carne cortada en cubitos, bañada en la salsa que lleva, entre otras especias, garam masala, semillas de mostaza, pimienta, cayena, pimentón, curcuma, comino, canela, clavo y otras tantas. Ojo es una salsa muy picante.
Nosotros después de los entrantes, pedimos el popular pollo Tikka Masala, trozos de pollos deshuesado, acompañados de una deliciosa salsa de nata, tomate y coco. De todos los plastos que pedimos fue sin duda el más bueno. Podría estar mojando tandoori nan en esta salsa durante toda la cena. También pedimos el pollo madrás, picante con salsa madrás compuesta de entre otros por cilantro, comino, mostaza, canela, cardamomo, jengibre y chile. También el bhuna, con cebolla, pimiento verde y tomate picado, y el achari, con cebolla, salsa de curry y salsa picante de salmuera. Estos últimos no nos dieron mucho más. El pollo estaba duro y sabia como recalentado.
Para acompañar los platos principales es aconsejable pedir un arroz basmati para que se empape bien de las salsas. En carta tienen diferentes opciones, y nosotros pedimos el egg fried, es decir con huevo frito, y el Pilau, aromatizado con mantequilla y colorante. En ambos casos nada destacable en cuanto a sabor o diferencias entre ellos, un arroz blanco sin más.



Nos saltamos los postres y alguno se tomó un masala chai, té indio aromatizado con especias y leche. El precio, descontando los platos infantiles que se tomaron, fue de unos 23 € por adulto, bebiendo agua y un par de cervezas sin alcohol. Puede resultar un poco caro, teniendo en cuanta que no sirven alcohol y no tomamos postre. También disponen de servicio a domicilio y para recoger.