Hoy nos acercamos a un restaurante al que no veníamos desde hace al menos 10 años. Todo un referente en preparación de carne en Gijón, y seguramente en Asturias. Hoy visitamos la parrilla El Sueve. Situado en la calle Domingo García de la Fuente número 12, cerca de la Plaza de Europa.
Da gusto venir a estos sitios, donde parece que el tiempo no pasa. Con más de 40 años, permanece discretamente, en una calle poco transitada, pero orgullosamente anclado en su esencia de todos estos años. Gracias al cielo, su decoración de tipo castellana, sigue ajena a las modas actuales, que no hacen otra cosa que crear réplicas por toda la ciudad, y llegando al punto en el que no sabes si estás en una pizzería, en un café o en una sidrería. Más de un «moderno» se asombrará al entrar, pero que no se deje sorprender, porque la sorpresa vendrá de la mano de su personal y su producto. Un espacio acogedor y cuidado, con mesas amplias, mantelería de tela y buen servicio de mesa, donde lo que prima es sin lugar a duda la carne y el buen trato que le dan.
El Sueve nos ofrece una cocina orientada principalmente a su especialidad, la cocina a la brasa, con una carta donde destacan nombres tan seductores como su ensalada templada de pavo al vinagre de arándanos, los fideos al cabrales, magret de pato con puré de avellanas, el venado con puré de avellanas o el solomillo en tournedo. Tal vez podemos asegurar que es, El Sueve, la parrilla gijonesa donde mejor dominan el arte de la parrilla.





En esta visita, comenzamos nuestro menú con una ensalada templada de pavo con vinagre de arándanos. Éxito sin lugar a dudas, una vinagreta de frutos rojos, con toque de curry y coronado con dos trozos de hígado que harán las delicias de quienes la prueben.
Después de este entrante, optamos por otro clásico como es el churrasco de punta pierna y el encachopado de solomillo con setas y trufa. El churrasco de punta pierna es un corte preparado a la parrilla y servido finamente cortado sobre una cama de patatas fritas. Servido en su punto, resulta delicioso.
En cuanto al encachopado, se trata de dos trozos de solomillo ligeramente aplastados, entre los cuales colocamos unas setas de cardo y un poco de trufa negra. Una vez en la parrilla, esta forma curiosa de preparar la carne no desvirtúa su sabor, siendo el relleno una especie de guarnición muy bien traída para acompañar el sabor de la carne.
En cuanto a los postres, disfrutamos de un sencillo coulant de chocolate, perfectamente ejecutado, aunque eché en falta un poco de helado de vainilla o similar.
Para beber, agua y media botella de Rioja Crianza Sierra Cantabria, perfecto para acompañar las carnes.
El precio medio de esta comida fue de unos 32 € por persona, incluida la propina. Así que estamos ante una buena relación calidad-cantidad-precio.
Detallo el texto que podemos leer en la contraportada de su carta, y que viene a definir muy bien su espíritu:
«El asado a la parrilla es la más venerable de las preparaciones culinarias; pero, vieja como el hombre, todavía hoy son muy pocos los que la saben hacer, y absolutamente simple en teoría, casi nadie domina sus complejidades prácticas. No hay en la cocina universal una cosa tan antigua ni tan moderna, tan fácil ni tan difícil, tan sencilla ni tan complicada, tan conocida ni tan sorprendente».
Julio Camba
Periodista y escritor
