No recuerdo la última vez que había visitado Casa Suncia, uno de los merenderos más clásicos e históricos de Gijón, por el que probablemente todo gijonés ha pasado alguna vez.
Fundado en 1939 por Asunción Viña, como un bar tienda, ha sido lugar de referencia para generaciones de gijoneses, especialmente para alumnos y trabajadores de la Universidad Laboral o del Hospital de Cabueñes, a donde muchos escapaban en las tardes de primavera a disfrutar de una botella de sidra y de sus famosos bocadillos de tortilla. Ya a finales de los 90 una reforma le quitó, lo que, para mí, era el encanto del merendero, generando un amplio parking y un comedor cubierto. Pasó de ser un merendero a ser un restaurante más. El establecimiento sufrió un bajón en los últimos años, hasta que se traspasó, en 2020, al Grupo Casa Oliva, que se ha hecho cargo del mismo, y que parece lo está levantando poco a poco. De Casa Oliva ya os hablamos hace tiempo. Un negocio que tiene su origen en el merendero de la Pedrera y que ahora mismo regenta El Mancu, Bomarzo y el propio Casa Suncia.




El local dispone de una terraza exterior y de un gran comedor, además de la zona de bar interior. Como reclamo, la parrilla de leña y el cordero a la estaca los fines de semana, y una carta típica de picoteo además de carnes, pescados, arroces y platos de cuchara.
En nuestra visita empezamos por un par de entrantes, morcilla matachana acompañada de patatas, sencilla pero correcta, y un variado de croquetas que incluyen croquetas de calamares en su tinta, de boletus, de carne y de jamón. En todos los casos muy ricas, especialmente las de calamares en su tinta. Como plato principal un llamativo cachopo gratinado. Nunca lo había visto antes, así que lo pedimos. Se trata de un cachopo tradicional terminado con un gratinado de queso y unos pimientos caramelizados debajo. Acompañado de ensalada y patatas fritas. Realmente la combinación es muy rica, y el toque dulce del pimiento me gusto. El precio ya no tanto, 30 € por el cachopo en cuestión. Para beber sidra Trabanco Selección servida con pitorro, sin escanciadores ni escanciador eléctrico. Dos botellas, junto con un agua grande pan, y media de costillas supuso un total de 84 € sin postres. El servicio correcto y rápido.
