De merendero por Gijón; El Estanco de Mareo

Hoy visitamos un clásico que retomó su actividad hace unos meses, el merendero El Estanco de Mareo,

Situado en la carretera Gijón- Langreo, pasado el desvío hacia Mareo y Granda. El acceso al aparcamiento es en Camino de la Quintana y si estuviera lleno disponéis de otro un poco más adelante en la misma carretera a Langreo a mano izquierda.

El local mantiene el espíritu del chigre de toda la vida: decoración con aire setentero, bien cuidado, limpio y acogedor. Tiene una zona de barra con mesas, un comedor interior no muy grande pero funcional, y un espacio exterior amplio, con mesas bajo los árboles, que ofrecen una sombra fantástica para disfrutar al aire libre.

Comenzamos nuestra comida con unas croquetas caseras de jamón, cremosas, sabrosas y con un toque de nuez moscada que no siempre se percibe, pero que aquí marca la diferencia. Le siguió un chorizo criollo con chimichurri y patatas, jugoso y con buen equilibrio de magro y grasa.

Probamos también una morcilla matachana con patatas y cebolla caramelizada, muy sabrosa, bien presentada y con el dulzor justo. Las patatas al cabrales son de tamaño generoso, quizá demasiado: unas patatas algo más pequeñas serían más cómodas de disfrutar, pero el sabor es contundente y equilibrado.

Como platos principales, compartimos una sartén de picadillo con patatas y huevos, contundente y rica, ideal para compartir. Los escalopines al cabrales tiernos y el rico sabor a cabrales que viene a parte, y el cachopo que no se quedó atrás: buen rebozado, relleno generoso y bien hecho.

De postre, sólo dejamos sitio para una tarta de queso casera, que compartimos junto con los cafés. Dulce final para una comida de lo más satisfactoria.

El trato fue excelente, muy amables durante todo el servicio. La cuenta final no llegó a 115 €, incluyendo pan, sidra, agua y toda la comida descrita. Además, los cafés fueron cortesía de la casa, un detalle que siempre se agradece.

En resumen: un sitio que conserva el encanto de los merenderos tradicionales, con buena comida casera, precios muy ajustados y un entorno perfecto para una comida tranquila al aire libre. Ideal para repetir.


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