Dentro de la amplia variedad de restaurantes que tenemos en Gijón, las parrillas son uno de los preferidos por los gijoneses, y son varios los buenos restaurantes donde disfrutar de un buen producto a la parrilla. En nuestra visita de hoy nos acercamos a el restaurante Parrilla Montelueño. Situado en el centro de Gijón, en pleno paseo de Begoña némero 8, dispone de terraza y dos comedores, además de la zona de barra y mesas altas, donde picar algo o comer de forma más informal. A muchos de vosotros os sonara el nombre quizá de las tiendas que tienen por todo Gijón, donde nos acercan, entre otros, producto propio elaborado en Zamora, en las calles Pizarro, Juan Alvargonzalez, Carretera del Obispo o Magnus Blikstad. Embutidos de todo tipo, jamón, cecina, chorizo, miel, legumbres, queso, vino entre otros.
Una amplia carta, donde podremos encontrar una gran selección de embutidos y quesos, tostas, hamburguesas, platos más clásicos, como croquetas, albóndigas, picadillo, revueltos, etc…. carnes a la brasa, además de cordero o guisos como carrillera ibérica o rabo. Un verdadero despliegue de cocina clásica para cubrir cualquier antojo. Además, suelen tener menús especiales, en fechas señaladas o para diferentes épocas.
Para comenzar un poco de lomo detalle de la casa. De entrante pedimos media ración de jamón ibérico, realmente deliciosa, super suave, muy fino y delicioso. Para comer personalmente opte por unas albóndigas caseras de cerdo Duroc, que estaban muy buenas, super tiernas y jugosas, y acompañadas de patatas fritas. Del resto de platos, tenemos la pluma ibérica de bellota, una delicia, tierna y con un sabor excepcional. El cachopo de pluma de bellota, con jamón ibérico, setas y queso Edam, con un rebozado perfecto, muy muy bueno. Por último, el entrecot premium, muy bueno. En estos casos nos ofrecieron de guarnición patas al horno o fritas que estaban riquísimas.
En cuanto a los postres, pude probar tres, el sorbete de mandarina, muy rico, el coulant de chocolate, también bien y una rica tarta de queso, tipo horno, muy suave y cremosa. Por ultimo un chupito de chocolate con cereza, detalle de la casa (no recordaba la última vez que me pusieron un chupito después de comer…). Para beber unas copas de vino, unos refrescos y agua. Todo ello por unos 34 euros/ persona. El personal de diez, muy atentos y amables. Muy recomendable.
La Llingua Llambiona 