Casa Tino: un tesoro de la cocina tradicional gijonesa

En pleno corazón de Gijón, en la calle Alfredo Truán, 9, se encuentra Casa Tino, un restaurante de una especie en peligro de extinción, por no decir extinto completamente. Fundado por Celestino «Tino» Fernández y su mujer Maruja en los años 60, este local conserva esa esencia familiar y tradicional de toda la vida que nos hace trasladarnos casi a los dias de su inauguración. Mobiliario sencillo de toda la vida, paredes forradas de mareda, suelos de terrazo y un encanto del que ya apenas quedan representantes, fagocitados todos por las nuevas tendencias impersonales que inundan la oferta gastronómica.

La historia de Casa Tino se remonta a 1965, cuando empezó como casa de comidas, y en 1968 se trasladó al local actual, donde se ganó su reputación gracias cocina asturiana, clásica y casera, sin renunciar a su esencia. Durante décadas, la misma familia ha mantenido viva la tradición, con la tercera generación ya en cocina. Después del fallecimiento en 2020 de Eugenio García “Geni”, una figura emblemática detrás de la barra, el local siguió siendo un punto de encuentro para quienes buscan la cocina de siempre.

Un local amplio con dos salones, uno con la barra y zona de mesas de formica, como las que tenias en la cocina de tus abuelos, y un comedor amplio con la misma decoración y sencillez. Su carta es obviamente clásica, con platos de cuchara como sopa de pescado, de cocido o fabada, entrantes de siempre, y otras propuestas como calamares en su tinta, merluza a la cazuela, escalope de ternera, carne guisada, cebollas rellenas o callos.

En esta visita a Casa Tino, optamos por varios platos para compartir: calamares, hígado encebollado, fritos de pixín y cachopo. Todo estaba realmente bueno, pero si tuviera que elegir un favorito, me quedo con el hígado encebollado: tierno, perfectamente cocinado y con esa cebolla dulce que se funde. Fue un auténtico descubrimiento, con un sabor casero que no se encuentra en muchos sitios. Si el hígado encebollado es tu plato favorito no dudes en probarlos en Casa Tino.

Los calamares muy ricos también, tiernos y crujiente por fuera; los fritos de pixín ligeros y sabrosos; y el cachopo, aunque puede parecer un plato contundente, estaba muy bien equilibrado, con buena materia prima, fino y un empanado que no resulta pesado.

Para acompañar, unas sangrías de sidra y sangrías de vino, ligeras y refrescantes. El pan de barra, muy rico. El precio junto algunos cafes y chupitos no llegó a 40 € por persona.

Casa Tino no es un restaurante moderno ni busca serlo. Su encanto radica en su sencillez, en su historia y en la autenticidad de sus recetas. Es un lugar donde sientes que comes como en casa de tu abuela, pero con un nivel de sabor muy profesional. El trato es cercano, sin florituras, y el ambiente te transporta a otra época.

Si estás por la ciudad y quieres saborear algo auténtico y casero, no dudes en pasar por allí.

Alfredo Truán 9
Gijón, Asturias 33205


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