Después de un pequeño parón otoñal, volvemos a escribir, esta vez con un grande de nuestra región como es, el restaurante con estrella Michelín, Auga en Gijón. Todo un clásico del panorama gastronómico asturiano, a cuyo frente tenemos a Gonzalo Pañeda y Antonio Pérez, chef y enólogo responsable de sala, respectivamente, con una trayectoria más que consolidada desde su paso por La Solana a su actual proyecto en pleno puerto deportivo de Gijón. Sin lugar a duda, hablamos de uno de los mejores emplazamientos que pueden existir en la ciudad para un restaurante, un terraza cubierta, un precioso local decorado con inspiraciones marineras, en un edificio histórico como es la antigua rula, y unas vistas al puerto envidiables, aunque todo esto no sería nada si no estuviera acompañado de una buena mesa y mejor atención.
En esta ocasión no visitamos Auga para conocer su menú degustación, si no que fuimos con antojos claros; disfrutar de algún entrante y de sus conocidos callos. Para empezar y tras un aperitivo de la casa, optamos por unas croquetas de jamón ibérico, unas ostras al natural (de Gillardeau) y unas almejas en aceite de ajo. Delicioso todo, croquetas muy buenas, muy cremosas, y las almejas de gran tamaño y sabor excepcional. En cuanto a los callos, acompañados de unas patatas fritas, deliciosos, muy equilibrados y perfectamente elaborados, tamaño, sabor salsa,…unos callos de diez sin duda.
De postre opté por seguir en la línea clásica y opte por una crema de arroz con leche requemao muy rico. El precio no llegó a cincuenta euros por persona, incluido un vermú previo en la terraza y comida con agua.
Un lugar inmejorable, al que espero volver para disfrutar de su menú degustación pronto.