De sidras por Gijón: Sidrería La Pámpana

Se han trasladado a la Sidrería Puente Romano en Calle Marqués de Casa Valdés, 21 de Gijón

La sidrería La Pampana sigue existiendo pero bajo una nueva gestión

La oferta hostelera de Gijón, en lo que se refiere a sidrería es muy amplia, y en ella podemos encontrar gran variedad de estilos, ambientes y calidades. Una bastante afamada y especialmente conocida en su barrio, Montevil, es la sidrería La Pámpana. No en vano fue reconocida como la mejor sidrería de 2015 en el certamen Gijón de Sidra, al poco de trasladarse desde su anterior ubicación en los Pericones. Se encuentra situada en la calle Velázquez número 9. Dispone de una amplia zona de sidrería y barra, y un pequeño comedor, que complementan con una terraza, que con un buen día, hace las delicias de los amantes del solecito. Es una zona bastante tranquila, con espacio para que los más pequeños troten y jueguen, ya que a pesar de estar la junto a la calle, la distancia a la calzada es amplia. Además junto a ella tenemos el parque Antonio Ortega.

Como cualquier otra sidrería, su carta incluye picoteo, embutidos, pescados, mariscos y carnes. Destaca que tienen varios palos de sidra natural uno de DOP y otro de selección, escanciada en barra, mesa y terraza. Nosotros en esta visita estuvimos previamente esperando a que nos preparar la mesa en barra, comiendo algún pincho de los numerosos que disponen en barra o pasan entre los clientes, y tomando una botella de Sidra Frutos.

Una vez sentados a comer, y como no solemos disfrutar del pescado todo lo que debiéramos, optamos por una lubina, bastante curiosa de tamaño,  y unos calamares frescos para hacer un poco de boca mientras esperábamos. Los calamares muy ricos y la lubina también. Bien podíamos comer tres personas, porque cogimos una fartura enorme. Venia acompañada de patatas y cebolla, aunque yo le eche en falta unos pimientos para resaltar un poco el sabor. Para beber cambiamos de palo y tomamos sidra selección de Trabanco, muy rica. El postre ni nos lo planteamos. Dos cafetitos con hielo y a gestionar la digestión. La cuenta fue de 43 € por barba, teniendo en cuenta que la lubina fue ella sola 56 € y que a los cafés nos invitaron. Buen ambiente, y buen servicio, siempre atentos.

Me quedo con ganas de visitarlo para tomar algo de cuchara, que me hablaron bien de su fabada, y de probar algo de picoteo y algún postre. Un tres llambiotaes.


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