El perro que fuma: matrimonio entre vanguardia y tradición (cerrado)

Esta semana aconsejados por uno de nuestros seguidores, nos decidimos ir a probar un menú de 5 estrellas a uno de los restaurantes más punteros que tenemos en Gijón, un sitio donde la tradición y las nuevas técnicas se fusionan: El perro que fuma.

El Perro que Fuma es un pequeño restaurante, para unos 40 comensales, situado en  la calle Poeta Ángel González de Gijón, en uno de los nuevos barrios residenciales, el barrio de Viesques.

Es un local silencioso, con música de fondo y luz tenue, ideal para una comida romántica con tu pareja. Nos ofrece productos de calidad y una bodega muy bien seleccionada, todo cliente se sentirá a gusto y satisfecho en todos los aspectos, desde lo referente al yantar hasta lo referente al servicio, ya que posee un personal jovén que está atento a todos los detalles, tu copa de vino nunca estará vacía.

El perro que fuma nos ofrece una variedad de platos centrados en los productos que ofrece nuestra tierra pero siempre desarrollados en el entorno de una cocina moderna y… por qué no, atrevida. Su carta va variando a lo largo del año para ir adaptándose a los productos de temporada y así poder ofrecer lo mejor en cada uno de sus platos.

En esta ocasión, como comenté en un principio, nos decantamos por comer el «menú especial», recomendación de nuestro amigo Manu, y qué decir… Todo un acierto.

En cuanto al vino nos ofrecieron vino tinto o blanco que entraba en el menú, a parte del agua. Nosotros elegimos blanco, y el vino que nos trajeron fue un vino de variedad de uva Godello de Valdeorras. Era un vino de acidez reducida, de color amarillo pajizo, perfumado y con cuerpo, tal vez con sabores que recuerdan a la manzana.

Antes de comenzar con el menú nos obsequiaron con una sopita fresca de melón con semillas de amapola, no solo se agradece por el detalle si no porque con el calor que hacía en Gijón se agradeció comenzar con algo bien refrescante.

Continuamos, ya metidos en el menú, con una ensalada de langostinos, laminas de foie, huevas de trucha, gelatina de tomate y vinagreta de frambuesa. Una excelente ensalada templada con mezcla de lechugas y canónigos en la que los contrastes eran lo más destacado, la cremosidad del foie con el crujiente de las verduras y el dulce de la vinagreta contra el salado de las huevas de trucha…. Una maravilla!!

Tras la ensalada nos metimos con el plato principal: Arroz meloso de bogavante azul con almejas de carril.  En cuanto a la calidad de lo bueno lo mejor, y en cuanto al sabor y preparación puedo decir que de los mejores arroces que comí en mi vida, y puedo decir que soy un enamorado del arroz pero demasiado exigente con el mismo, en pocos sitios suelo quedar plenamente satisfecho, pero aquí puedo decir que así quedé. Los ingredientes de este arroz…. sencillos: Medio bogavante por persona, un fumé de primera, materia prima espectacular, tiempo exacto de coción y unas verduritas bien picaditas. Como siempre digo… parece fácil… pero en pocos sitios lo saben hacer.

Para terminar nos trajeron de postre Canutillos caramelizados de manzana rellenos de crema de requesón y helado de dulce de leche con polvo de pistacho. No soy muy llambión, con lo que no puedo opinar mucho de postres… pero oye, a mi me gustó. El dulzor de la manzana caramelizada contrastaba perfectamente con el toque agrio del requesón y el helado hacía ligero la pesadez del requesón.

Para finalizar, junto con los cafés, nos ofrecieron como otro detalle de la casa, unos vasitos con crema de café y crema de coco.

El menú fueron 33€ por persona, regalado para lo que comimos, tanto en calidad como en cantidad, y por el trato atento que recibimos.

Como podeis ver, todo comida de siempre pero con un giro, siempre cuidando la calidad y la cantidad.

Este es otro de los sitios que nunca os fallará, todo un 5 lametones de nuestra lista:


2 respuestas a “El perro que fuma: matrimonio entre vanguardia y tradición (cerrado)

  1. Absolutamente deacuerdo en todo. Espectacular el arroz peo me llamó muchísimo la atención las texturas de la ensalada que me parecieron de otro planeta. El menú especial es recomendabilísimo, otra cosa seria si nos ponemos a mirar lo que estamos dispuestos a gastar por algo que parece seguro en este local que es la buena comida.
    Solo reseñar que también te ofrecen como postre una torrija caramelizada con dulce de leche y una sopita de avellana.
    Muy contento.

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